En el año del boom automotriz, se cierra una estación de servicio por día

Al igual que el año pasado, la Argentina también se consolidará en 2011 como el país donde más autos nuevos se venden respecto de la cantidad de habitantes de toda Latinoamérica, con casi 900.000 unidades. También será uno de los mayores productores de autos de la región con una cifra que estará apenas por debajo del millón de unidades fabricadas por la terminales que operan en el país.

Pero, por esas paradojas de la Argentina, semejante nivel de circulación de automóviles por las rutas nacionales no logra frenar el cierre de estaciones de servicio que viene ocurriendo de manera constante desde hace 10 años.

Es más, mientras la venta y producción de autos crecieron entre enero y noviembre pasados 31% y 22% respectivamente con respecto a igual período de 2010, en el mismo lapso 360 estaciones de servicio desaparecieron. O lo que es más gráfico: por mes, cierra casi una estación de servicio en el país.

El otro punto paradójico de este negocio es que también la comercialización de combustibles viene creciendo a un ritmo del 8% al año. De hecho, ni la suba de casi el 25% del precio de la nafta tampoco alcanza para que la venta de combustibles aproveche el boom automotriz que vive la Argentina.

Entre otros factores, los estacioneros atribuyen los cierres a los altos costos, la reformulación de los contratos con las refinadoras, falta de rentabilidad y a la escasez de combustibles.

Según un informe de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA), de contar con 6.157 estaciones en 2001 para abastecer a seis millones de vehículos, se pasó a fines de 2010 a 4.233 bocas de expendio para nueve millones de vehículos que son los que actualmente circulan por el país.

Y este año, la cantidad bajará a las 3.900 bocas de expendio. Es decir que, según datos del sector, en una década se perdieron 2.200 estaciones de servicio. La mayoría forman parte de las llamadas independientes, que no tienen abastecimiento directo de una petrolera como YPF, Shell, Esso o Petrobras.

Según CECHA, este nivel de cierres equivale a "una mortalidad del 5% anual".

Las consecuencias son una concentración del sector y un verdadero trastorno para los consumidores que deben soportar largas colas y demoras para cargar nafta. Esto se evidencia los fines de semana largo y las fiestas.

Además, también son cada vez menos las estaciones que trabajan con tarjetas de crédito o débito, generando otro problema para los automovilistas como es el de contar con efectivo.

Al respecto, Luis Malchiodi, titular de la Federación de Entidades Independientes Expendedoras de Combustible, explicó que las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, y la Capital Federal son las más afectadas. En Santa Fe cayó 45%; en Buenos Aires, 37,5% y en Capital Federal, un 35,3%.

Algunas pueden reconvertirse en un edificio, aunque para Malchiodi sólo las ubicadas en zonas céntricas lo pueden hacer. Otras se transforman en un lavadero o en un negocio de venta de autos. "Y el resto debe cerrar, con los consiguientes problemas sociales que esto trae aparejado como el despido de personal", advirtió.

Por su parte, desde CECHA sostuvieron que el sector "se encuentra afectado en su abastecimiento, en su rentabilidad, en su capacidad de generar y garantizar empleo". Y advirtieron que la menor cantidad de estaciones "se debe a un modelo de distribución energética que indica concentración económica, dificultades de acceso, encarecimiento del precio final y pérdida de valor agregado y empleo."

Fuente: Cronista.com, 6 de Diciembre de 2011